También me he dormido yo. Me tranquiliza a veces pensar que aquí no entra nadie y puedo decir lo que quiera y soñar lo que quiera porque nadie va a mirar.
Porque ya ha mirado y se vuelve de espaldas para irse, entonces le cojo la punta de la chaqueta, le tiro, eh! ven, que sigo aquí, que esté callada no quiere decir que no esté. O que no quiera que te quedes un ratito conmigo. Siéntate a mi lado, acaríciame el pelo hasta que me cosquillee la piel y se me adormezcan los pensamientos.
Vuelve, no te vayas aún sin leerme para comprobar que sólo duermo, porque las palabras no significan nada, únicamente están aquí por mi.
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