sábado, diciembre 25, 2004

La verdadera historia de Papá Noel. Todo lo demás es Coca-Cola



Oh, oh, oh, oh!!

Exclamó Papa Noel frente a su crepitante y cálida chimenea. Faltaban pocos minutos para su partida y el carro, lleno a rebosar de regalos, le esperaba en "pole position" con sus 18 renos más en forma que nunca. Este año sera todo un éxito, pensó, enfundándose los calcetines rojos de lana mientras el fuego le doraba con su destello juguetón el rostro. Dos chapas color rosa le adornaban los mofletes a la par que hacían juego con la punta de la nariz, enrojecida ésta más bien por los ocho chatitos de cognac que se habia metido entre pecho y espalda, que por el calor hogareño.

"Son para entonarme" le dijo a Vladimir, reno patriarca y comandante de vuelo, y se desmayó.

Una vez puestos los calcetines salió afuera, donde el paciente Vladimir le esperaba junto con los otros diecisiete renos, pero tuvo que volver a entrar porque aun no se habia puesto las botas y a punto estuvo de perder ambos pies congelados. Y es que a menos 56 grados centigrados, en algun lugar mas alla del Circulo Polar, no es para tomarla a la ligera.

Puestos los calcetines y puestas las botas de esqui (es más fácil cerrar los automáticos que atarse los cordones con las manoplas ya puestas) y con unas viejas gafas de aviador todavia en la frente, saltó ágilmente a la grupa del carro exclamando un jovial "Oh, oh, oh…" antes de caer por el otro lado. Después de varios intentos consiguió abrocharse el cinturón de seguridad y en el momento en que levantó su mano derecha hacia adelante, señal inequívoca de que habia llegado el momento de despegar, le sonó el telefono móvil. Pero no respondió, porque los renos ya lanzados a toda pastilla generaban tal aceleracion centripeta que ni Rambo habria podido mover los parpados, y ademas no estaba permitido el uso de aparatos electrónicos para prevenir interferencias con la torre de control.

Durante la primera parte del vuelo Papá Noel degustó un almuerzo compuesto por pan, ensalada de verduras multicolor bañadas en vinagre, un escalope de pollo y un paquetito de galletitas saladas. De postre, helado de vainilla, que no comió. Pidió a la azafata un Johnny Walker que acompañó con un cigarrito y luego se echó una cabezada.

Le despertó un rumor sordo a estribor. Vladimir comunicó que era un F16 de la US Navy. Señalaba su incursión en espacio aéreo restringido y la posibilidad de abrir fuego si no se identificaban inmediatamente o se alejaban 200 millas a sur , ruta 305. Se identificaron y se alejaron hacia el sur ruta 305. Una vez perdida la señal del caza bombardero se empezaron a oir unos extraños silbidos y de repente el firmamento se encendió en mil destellos. Violentas detonaciones se sucedían a derecha e izquierda zarandeando el carro volante. "¿Pero quien les ha dicho de recibirnos con fuegos artificiales?" comentó indignado el santa klaus. Pero no eran fuegos artificiales sinó baterias antiaéreas. Estaba sobrevolando otra zona de conflicto y esta vez les disparaban desde tierra. Tambien les pasó rozando un misil aire-aire termo-dirigido pero por suerte los renos no tienen motor a reacción y el brasero del carro estaba apagado en ese momento.

Un proyectil les alcanzó de refilón provocando daños en el sistema de navegación. Tuvieron que tomar tierra.

Ya en las inmediaciones de la ciudad, Papá Noel tuvo que sacar el callejero varias veces y preguntar a algun que otro transehunte ya que, entre zanjas que cortaban el paso por aqui, accidentes de trafico por allá, direccion prohibida por este otro lado o calle peatonal si giras la esquina, se perdieron en diversas ocasiones. Con un poco de fatiga pero su habitual alegria fueron dejando regalos a todos los niños de la zona, operación no exenta de percances. Un voladizo cedió bajo los rollizos michelines de Santa Klaus, le hizo caer desde el tejado, rebotar en la pérgola del jadín y de ahi caer a la piscina que contenía treinta centimetros de agua helada. Durante la secuencia se oyeron blasfemias e impecaciones en, al menos, 17 idiomas diferentes, comprendidos latino volgaris, swahili y occitano.

Mientras Valdimir y Renzo (reno ingeniero a bordo) intentaban sacar de la piscina el infortunado Noel un grupo de marroquies intentaba robar del carro un par cajas repletas de juegos de la Play Station para luego revenderselas a 1700 euros.

Minutos mas tarde un coche de la policia municipal detenia y multaba el vehículo por aparcar en doble fila, mal funcionamento del intermitente posterior izquierdo y ebrio estado de su conductor. Los agentes olvidaron el percance después de conseguir meter en el maletero dos cajas de cava, un scalextric, seis bufandas (tres con guantes, tres no), incontables estuches de perfume y una Barbie FARC con jeep y fusil con mira telescopica y todo.

Al salir de alli se encontraron con un atasco de doce kilometros en la carretera de circunvalación y cuando estaban a punto de pagar el peaje se encontraron con los tres Reyes Magos.

La coincidencia no fue aceptada de buen grado por ninguno de los presentes y subitamente se abrió un debate sobre de quien era la zona. Se discutio sobre sponsors, derechos de imagen y de retrasmisión, royalties, representantes e intermediarios y competencia desleal. Asi como de impuestos, gastos en concepto de representación y estatuto de los trabajadores autónomos. La asamblea se levantó después de fumar en narghilé un poco de mirra que solicitamente Baltasar proporcionó. Mirra Juana la llamo Melchor con un guiño de complicidad mientras Gaspar, botella de Freixenet en una mano y chusta encendida en la otra, gritaba en medio de la carretera que los reyes son los padres provocando risotadas y palmadas en la espalda entre los presentes.

La moción aprobó que Santa Klaus tenia que dirigirse hacia el sureste, apunto hacia la estrella polar y salio disparado, los Reyes Magos se fueron cada uno por su lado entonando, quien "La vida pirata la vida mejor", quien "O sole mio".

Al llegar a un hermoso pueblecito al borde de una escollera Papa Noel ordenó a Vladimir detener la diligencia en medio de una calita cercana y cubrió con su colorido manto de regalos toda la aldea. Al volver al carro se dio cuenta de que habia aparcado en medio de una marea negra y así descubrio que no habia ido al sureste sino a las Rias Bajas. Sacó del alquitrán a los renos con ayuda de unos pescadores que dijeron al unisono "Carallo, ata o dia de Nadal temos que traballar’ y regaló un monopatin a cada uno.

Mas tarde, ya casi en Taramundi, encontro un mecanico de tractores que le arregló el piloto automático y asi pudieron despegar de nuevo. Cruzaron el Atlántico y el servicio aeroportuario de los EEUU confundió a Abdul y Rashid, sobrecargo y azafato con mas de 20 años de experiencia, con dos peligrosos activistas de Al Qaeda. Regalos para todos. Vino y jamón de jabugo para el teniente de servicio. Fueron deportados a Panama sin mayor problema, evitando asi la silla eléctrica, y una vez alli siguieron hasta Rio de Janeiro, en donde les robaron a todos la cartera con el pasaporte y un total de mas de 4500 euros.

Sin dinero y sin mas regalos decidieron volver a casa. Ya en los aledaños de ultraLaponia aparcaron un momento para estirar las piernas y echar un pis. Un rompehielos ruso de 115 metros de eslora se llevó por delante el carro con todo el servicio de catering a bordo, pero gracias al cielo no hubo que lamentar desgracias personales. Aún así tuvieron que volver haciendo autoestop flotando en un iceberg.

Completamente empapado y algo contrariado por los acontecimientos que habían tenido lugar en su pasado reciente, Papá Noel entró en casa y comprobó que le habian desvalijado. Desaparecida su colección de figuritas Kinder, sus gafas de sol tipo Harry Callahan y su colección de videos porno, no le quedó otra cosa que encender la chimenea y proclamar saboreando un vaso de escocés congelado : "Hay que joderse, para que luego digan que el trabajo es salud!"

Y decidió hacer huelga durante todo el año.

(juan pantano)

miércoles, diciembre 22, 2004

Cuarta sonrisa


Acabo de recordar un sueño.
De esos, recurrentes.
Entraba en casa de mi abuela, completamente en ruínas, a rescatar cosas.
Y de esta vez, salía con los dos tomos del diccionario de Manuel Seco.
Cómo pesaban los tochos!!
Mi abuela es así.
Aunque ya no esté siempre me da lo que le pido
(y de qué manera)

jueves, diciembre 16, 2004

Ogni autore ha la sua firma


Durante i mesi di inverno a Roma sucede ogni anno un fenomeno al quanto curioso: quando il sole comincia la sua discesa verso l'orizonte imfiammando cielo, acqua e terra, centinaia di ucellini grandi quanto una rondine cominciano a sorvolare determinati punti della città. Ma il loro non è un volo in formazione o comunque con un punto di partenza e di arrivo stabilito. Semplicemente volano. Volano amucchiandosi in nuvole scure che macchiano il tramonto con il nero delle loro ali, del loro corpo, dei loro occhi. E così, sospesi a decine di metri sulle piazze dell'EUR, Castel Sant'Angelo o Stazione Termini, si lanciano in una folle ma spettacolare danza, frenetica, caotica come il traffico di sotto, e bella. Bella come i pezzi di Roma Classica sparsi ai Fori Imperiali, come i pallazzi rinascimentali o le fontane barocche. E poi sempre diversa questa danza. Oliosa, fluida, che si muove come una strana medusa multiforme. Mai visto che una figura, che si tramuta in un'altra, e poi in un'altra ancora venga ripetuta un'altra volta. Mai.
Da sotto, noi pedoni, alle volte ci guardiamo
sorpresi, meravligliati o indifferenti. Alle volte inquieti anche: se sei proprio sotto te o la tua macchina potreste essere sorpreso da un autentico bombardamento, sai, loro non vanno al bagno.
Ma il tramonto passa, prima arancione, poi rosso, piu tardi ancora viola. E la notte arriva nera, umida e ancora fredda. Gli ucelli volano via rimandando lo spettacolo alla sera dopo mentre sotto la città si accende. Lì la vita continua, frenetica, pazza come la danza delle nuvole di ucelli. Senza senso al meno in apparienza.
Non so a che si deve tutto ciò. No so se volano così per cacciare insetti, per accoppiarsi o per puro divertimento. Ma è bello e rende ancora più straordinario il già particolare tramonto romano. Luce rossa, sagome monumentali ritagliate sull'orizonte e nuvole bizzarre danzanti sopra.
Ecco il migliore degli spettacoli per salutare la giornata che se ne va.

(Juan Pantano)

lunes, diciembre 13, 2004

Tercera sonrisa


Para aprender a conocernos,
olvidémonos de lo que ya sabemos,
seamos, en cada acento,
unos desconocidos recobrando la palabra.

miércoles, diciembre 08, 2004

Os frangos da praia

Azenhas do Mar es un pueblecito cerca de Lisboa, construído en un acantilado. Sus casitas, blancas, verticales y ordenadas, resplandecen bajo la luz del sol, empapadas por el vapor de agua que se libera cuando las olas rompen contra los escollos, algunos metros más abajo. No tiene calles, sinó escaleras que te llevan de un portal a otro y en cuyas puertas lacadas de azul, suele haber viejecitas arrugadas y vestidas de negro que te observan, turista accidental, como si en vez de en coche hubieras llegado en un platillo volante.

Hay al pie del acantilado un hotel enorme que, no sé si por obra de un demente, por un error de apreciación, o simplemente porque hay veces que las cosas se hacen así y ya está, fue construído demasiado cerca de la orilla del mar y, cuando la marea sube, termina medio sumergido. El hall, el restaurante, la bellísima piscina oval o los despachos del piso bajo resultan ciclicamente invadidos por multidud de criaturas marinas allí donde tan solo veinte minutos antes había gaviotas, lombrices y avispas. Y donde seguramente hace algún tiempo turistas nórdicos color fucsia vagaban, relajando sus cuerpos a merced del viento del Atlántico.

Mientras intentaba hacer una fotografía del curioso lugar, noté a través del visor una pequeña criatura que avanzaba torpemente por la esplanada adyacente a la piscina. Parecía una especie de pingüino pero menos grácil, más rechoncho, y su color era plateado como el de una sardina. Rapidamente, monté el teleobjetivo para poder verlo más de cerca y lo que vi me dejó con la boca abierta: una especie de gallina con escamas y ojos de besugo. Las patas eran parecidas a las de una oca y el pico, como atrofiado, contenía lo que podrían ser dientecitos afilados de barracuda. De repente, la criatura dio un salto con sorprendente agilidad y entró en el agua de la piscina de cabeza, desapareciendo definitivamente de mi vista. Por reacción, hice una fotografía al vacío, casi por instinto, retratando sólo los reflejos que producía el sol en el agua.

Más tarde, alguien del lugar me explicó que, durante las primeras inundaciones del hotel, habían quedado amontonadas un gran número de cajas que contenían pollos congelados en las cámaras frigoríficas. La acción del agua las abrió liberando toda aquella carnaza lista para ser devorada por los peces del lugar. La calidad no debía de ser muy buena porque luego de algunas generaciones los peces empezaron a procrear estas extrañas criaturillas. Me dijo también que yo era una persona muy afortunada ya que era muy difícil observar estos peces-ave debido a su escaso número y a su carácter huidizo. Que casi nadie los habia visto. Le pregunté por el nombre y me dijo que él los llamaba "frangos da praia" lo cual no dejaba de ser gracioso.

Siempre que he contado esta historia ha producido estupor e incredulidad en los diferentes interlocutores, hasta el punto de llevarme a pensar si no será todo una fábula existente sólo en mi imaginación. Los pollos existen, también las sardinas, y también Azenhas do Mar con su hotel medio naufragado; pero estas criaturas plateadas parecen ser fruto de la irrealidad, de la mezcla de algunos conceptos.